Tipos de copas para espumantes

Cada bebida es única en su estilo, por eso no es casual que tengan su propio ritual alrededor de su consumo: momentos del día, épocas del año o tipos de eventos.

Otra forma en la que se diferencian es simplemente por el recipiente donde se presentan para degustarlas: diferentes vasos o copas, principalmente. En esta ocación vamos a centrarnos en este último punto y hablaremos un poco de la historia de las copas que se utilizaron y utilizan a la hora de tomar un delicioso espumante. Antes de introducirnos de lleno en las copas y sus tipos, hay que saber que el recipiente ideal para cualquier espumante o champagne es todo aquel que tenga la capacidad de, principalmente, mantener de forma natural las burbujas producidas al momento de servirse.

Para esto es sumamente importante que esta copa cuente con una forma especial: primero debe tener una boca relativamente estrecha y cerrada para que las burbujas y, también, los aromas, puedan concentrarse y logren plasmar en nariz y boca todo su potencial. Otro factor a tener en cuenta es que su forma debe ser más bien ancha en la zona media, es decir, que sea lo más redonda posible ya que esto, sumado a la boca estrecha, hacen que también puedan conservarse mejor los aromas y la efervescencia.

Entonces, ahora que conocemos todas estas características que debe tener la copa correcta, ¿cuáles son las ideales y más típicas para disfrutar de nuestro espumante favorito? Desde el origen de los vinos espumantes o champagnes, al día de hoy, la historia no ha tenido numerosas variedades. Por lo que solamente contamos con 3 formatos clásicos y 1 nuevo en camino a marcar tendencia.

Tipos de copas para espumantes

Copa Pompadour

Cuenta la leyenda que esta copa nació a finales del siglo XVIII, bajo pedido de Maria Antonieta, esposa del Rey Luis XVI. Se dice que la forma de la copa está inspirada en su seno izquierdo pero, sin embargo, hay quienes dicen que en realidad el seno que se usó de modelo fue nada más ni nada menos que de Madame de Pompadour quién era la amante del Rey. Se caracteriza por ser muy abierta, lo que hace que se beba con rapidez ya que los tragos pueden ser más grandes. Tuvo su momento de fama desde los años 30 hasta mediados de los 70, momento en que fue destronada por la copa tipo Flauta.

Copa Flauta

Las copas en forma de flauta que asociamos al champagne, son perfectas desde el punto de vista estético y para la exhibición de la burbuja, pero en realidad su forma estrecha limita algunos aromas y sabores.
Es notablemente más estrecha, alta y cerrada que su antecesora (copa Pompadour), lo que ayudó a que el gas y los aromas se concentren mucho más en su interior, pero sigue sin llegar a poder retener por completo los aromas y sabores. Además, su pie largo ayuda a que, al sostenerla de ahí, la temperatura de la bebida no se vea afectada.

Copa Tulipa (también conocida como tulipán)

Según los expertos, es la mejor copa para champagne o espumante. Su anchura en el centro y su estrechez en el borde, hace que los aromas y el gas puedan concentrarse más y con esto poder disfrutar de los verdaderos sabores de la bebida.

Copa de vino

La típica copa de vino blanco, aunque no lo creas, es idealmente perfecta para servir y tomar champagne o espumantes. ¿Por qué? Es muy simple, debido a su estrecha boca y su anchura o panza en la parte central. Esto hace que las burbujas, es decir el gas, y los aromas que componen la bebida se mantengan “vivos” por mucho más tiempo que en un copa Flauta tradicional.

Un poco de ciencia para finalizar

Como ya sabemos, el dióxido de carbono (CO2) y los compuestos orgánicos volátiles que resultan del flujo de gases que se escapan durante la fase líquida en forma de burbujas, invaden progresivamente el espacio libre superior de la copa.

Por eso, se tomó una copa alta y una copa baja y, mediante una técnica de cromatografía de gases y un detector de conductividad termal, se midió la cantidad de gas carbónico y el etanol dando como resultado que la mayor cantidad de concentración de gas carbónico se encontró en la copa alta. Touché!

Simplificando el concepto: en este estudio los científicos muestran las ventajas de la copa alta sobre la baja. Y si desarrollamos esta base científica y nos importan más las características organolépticas asociadas a gusto y aroma que la expresividad de la burbuja, todo indica que la copa de vino blanco, por concepto y apertura, es la más adecuada para degustar champagne.

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